Blockchain y criptomonedas de carbono, ¿el futuro en acción climática?

Blockchain y criptomonedas de carbono, ¿el futuro en acción climática?

Lograr un mundo cero emisiones a 2050 en el que los ciudadanos también participen de la acción climática está provocando que diversas iniciativas recurran a la tecnología blockchain, base de las criptomonedas, para comprar  créditos de carbono, ponerlos “on chain” y luego venderlos bajo la promesa de una mayor transparencia y trazabilidad para lograr la ansiada neutralidad climática, pero ¿a qué precio?

Global Factor, grupo especializado en soluciones climáticas y mercados voluntarios de carbono, ha presentado su nuevo informe “Blockchain, criptomonedas de carbono y cambio climático”, donde analiza diferentes iniciativas fundadas con el objetivo de ofrecer un acceso fácil a la compensación de emisiones a nivel internacional, como son como FlowCarbon, Toucan, Moss, Climate Trade, JustCarbon o AirCarbon, entre otras.

Se trata de iniciativas que se basan en créditos de carbono que ya han sido emitidos por un estándar oficial (Verra, Gold Standard, etc.), que los ponen “on chain”, y que generan, en la mayoría de los casos, tokens fungibles intercambiables (criptomonedas de carbono). Estos tokens luego cotizan en las diferentes plataformas de intercambio de criptomonedas (Exchange) como una crypto más, pudiéndose vender, intercambiar o utilizar para compensar la huella de carbono.

Estas iniciativas buscan descentralizar los mercados voluntarios de carbono, hoy restringidos a un número limitado de actores, aportando mayor accesibilidad, transparencia (precios y comisiones), y trazabilidad de las transacciones (compra y uso -compensación- de los créditos). Asimismo, además de reducir los tiempos y costes de transacción por la automatización, las iniciativas que crean criptomonedas de carbono intercambiables buscan aportar mayor liquidez a los activos de carbono de los distintos estándares.

¿Cómo de fiables son estas nuevas iniciativas blockchain?

El informe muestra cómo, de momento, están lejos de ser  un medio fiable de compensación. Desde Global Factor han contactado y comprado créditos de carbono de las distintas  iniciativas, lo que les ha permitido analizar su forma de funcionar y demostrar ciertas dudas sobre su legitimidad ambiental y valor que aportan al mercado.

En primer lugar, a través de estas plataformas se pierde transparencia en cuanto a no saber lo que se está comprando, ya que los tokens son genéricos y se desconoce  de dónde proceden, además no es posible elegir el proyecto que uno compra[1]. Una vez comprados los tokens, si se quieren utilizar para compensar, algunas iniciativas dan la opción de elegir el proyecto, pero en la gran mayoría de casos hay que conformarse con conocer algunas características generales (estándar, tipología, antigüedad). Por tanto, a diferencia de lo que ocurre hoy en día en los mercados voluntarios oficiales y estandarizados, el comprador no llega a tener claridad sobre lo que está comprando ni a través de qué proyecto está compensando sus emisiones.

Más importante aún, al compensar, no se recibe ningún tipo de certificación. En el mejor de los casos, llega un certificado de la propia iniciativa, que nada tienen que ver con el certificado oficial del registro, con un link a la transacción de blockchain (un código de cerca de 70 caracteres[2]) sin más información que los números y letras que aparecen. Los riesgos son evidentes.

En cuanto a la trazabilidad, si bien la información es pública, todo el proceso está lejos de ser transparente y trazable. Se trata de una tecnología difícil de entender y de un lenguaje de códigos ininteligibles que más que resolver dudas, genera más interrogantes. Si el usuario no puede saber si realmente su  pago se ha vinculado a un proyecto de reducción de emisiones, tampoco es posible que pueda conocer realmente cuál ha sido el impacto climático de su aporte y donación  o si simplemente se trata de una estafa.

En cuanto a la parte positiva, sin duda se ha conseguido aportar una mayor liquidez al sistema. No obstante, al mismo tiempo se ha tokenizado créditos basura[3] que ya no tenían ningún valor en el mercado, porque nadie los quería dado su discutible valor ambiental, y que sin embargo han encontrado una segunda vida gracias a estas iniciativas y al desconocimiento de las personas que adquieren criptomonedas de carbono, que no saben lo que están comprando. Todo vale.

Por todo ello, la aplicación de blockchain en el campo de los mercados voluntarios de carbono, ha sido seriamente cuestionada en los últimos meses, tanto así que los propios registros como Verra o el American Carbon Registry prohibieron la tokenización de créditos retirados de sus estándares, confirmando el riesgo de fraude, de lavado de activos y de una mayor volatilidad de los precios.

Cabe hacerse, de hecho, una pregunta radical, ¿puede haber un mercado de créditos de carbono voluntarios con legitimidad ambiental y totalmente descentralizado? Kepa Solaun, CEO de Global Factor, nos responde: “Las organizaciones que han compensado hasta ahora sus emisiones lo hacen a través de una serie de estándares porque consideran que es necesaria una cierta “centralidad”. Es decir, es precisa una autoridad o institución que analice en detalle los proyectos, que revise los cálculos y controle el proceso de expedición y cancelación de los certificados”. De lo contrario, se está aumentando el riesgo de la calidad de las  compensaciones ya que no se valora el proyecto subyacente o incluso si hay algún proyecto, explica Solaun.

Por sus características, la tecnología blockchain tiene el potencial de aportar valor a los mercados voluntarios de carbono, principalmente para hacer las transacciones más transparentes y trazables, evitando cuestionamientos sobre doble contabilidad etc. No obstante, cabe cuestionarse si es necesario acudir al blockchain y a la volatilidad de las cryptomonedas, o si puede existir otro tipo de soluciones digitales más sencillas y comprensibles para el público en general. “La mayoría de estas iniciativas han surgido en los últimos dos años, y el camino que han recorrido ha estado lleno de errores, fallos y escándalos. Habría que cuestionar si este el mejor camino para subsanar las áreas de mejora de los mercados voluntarios, y desde luego, subsanar las nuevas deficiencias que han creado estas iniciativas”, declara Rocío Dañino, experta en neutralidad climática en Global Factor y coautora del informe.

Próximamente se verá qué camino resulta predominante y si estos instrumentos pueden cumplir con estas aspiraciones. Entre tanto, es difícil no pensar que la moda crypto y la tendencia a mostrar las transacciones blockchain como modernas y futuristas explican buena parte del atractivo de inversores y parte del público por estos instrumentos de compensación. Asimismo, falta saber si esta percepción se recuperará del colapso que sufrieron las criptomonedas este año y cómo ello puede afectar al uso de blockchain para compensar emisiones sin perjudicar las garantías ambientales del sistema actual.

[1] Salvo en el caso de Climate Trade que es un Marketplace que sí permite elegir el proyecto que uno quiere comprar para compensar.

[2] Ejemplo de transacción:

0x8b981751565270abe4479ff5147f6f562652dd90e7f768c008c723b3756a3598

https://justcarbon.notion.site/justcarbon/fd853d0faa69497e889e5dee86b3bad3?v=8cebaf15aab24b219c606929265447a8&p=416fe95787b3472f884c80e94fe2b76d

[3] Créditos muy antiguos, procedentes de proyectos cuestionados y controvertidos, como gases fluorados (HFC), ya no admitidos por Verra desde 2014.

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